dijous, 19 d’octubre del 2017

Silencio mediático ante un acto multitudinario en Valencia sobre el referéndum

Miquel Ramos - 14 septiembre 2017 - La Marea 

Silencio mediático ante un acto multitudinario en Valencia sobre el referéndum
El acto organizado por AContracorrent en Valencia. GABRIEL RODRÍGUEZ

La Universitat de València se despertó llena de pintadas nazis el pasado miércoles. Nada que no hubiera pasado ya anteriormente, más aún cuando está a pocos metros del estadio Mestalla, una zona habitual de los ultras, que a menudo se divierten decorando las paredes de las facultades con toda clase de simbología fascista y amenazas. Esta vez, las pintadas estuvieron motivadas por el acto que tendría lugar por la tarde en la Facultad de Geografía e Historia, organizado por el sindicato de estudiantes AContracorrent, en el que estaban anunciados los diputados Josep Nuet, de Catalunya en Comú, y Anna Gabriel, de la CUP, y el periodista valenciano David Segarra.
“Tiro a Ana Gabriel”, “Ana Gabriel eres una puta”, “Muerte al traidor”, “Sieg Heil”, “CUP jamás bienvenidos”, “Fuera CUP” y “Viva España”. Todas estas pintadas alrededor del lugar del acto fueron reproducidas por varios medios de comunicación, atentos a la escalada de tensión entre el Estado y los que defienden el derecho a decidir de Cataluña. Todos los medios explicaron que las pintadas contra Gabriel eran la bienvenida que daba la extrema derecha a la charla de por la tarde. Las muestras de solidaridad llegaron de todas partes, algunas más tibias que otras, pero se habló del acto previsto. A priori. De lo que pasó después, del acto en sí, hoy, un día después, ni una palabra. Y no porque no hubiese prensa. Ni porque fuera un fracaso. Todo lo contrario.
Quien conoce un poco Valencia ciudad sabe que las acciones de la extrema derecha contra la izquierda y contra el independentismo son más que habituales, y han disfrutado de una impunidad sospechosa durante décadas desde la Transición. La conocida Batalla de València, que alargó y secuestró la transición valenciana más aún, se conoce poco fuera del País Valenciano, pero es uno de los ejemplos más evidentes de la virulencia y la impunidad de la extrema derecha en España, con la característica casi única de la catalanofobia. Sus víctimas han sido desde intelectuales considerados catalanistas, como partidos políticos, organizaciones, librerías, centros sociales, artistas, individuos e incluso las Universidades. Todos los que forman parte del supuesto plan imperialista catalán encarnado por los “traidores” valencianos que lo son solo por aceptar la unidad de la lengua catalana, esto es, que valencianos, catalanes y baleares hablamos el mismo idioma, un hecho sin ningún tipo de discusión filológica.
Da igual que esto no signifique una defensa de los Países Catalanes (la reivindicación de la unidad política de estos territorios),  ni siquiera la independencia. Reconocer la unidad de la lengua ya te ha convertido en catalanista en Valencia. Y a excepción de quienes señalan, el resto son todos catalanistas manipulados o vendidos al oro catalán. Esta persecución y acoso ha continuado hasta hoy en día, aunque la violencia ha disminuido considerablemente desde hace escasos cinco años hasta ahora. Es importante explicar esto porque sino no entenderemos la importancia y la excepcionalidad del acto de ayer y el silencio mediático al respecto.
Con los antecedentes expuestos, las pintadas provocaron un llamamiento a defender un acto que, lejos de ser un mitin del independentismo, pretendía dar voz a dos posiciones distintas respecto al proceso catalán, enmarcadas dentro del derecho a decidir que defendían ambos oradores, tanto Gabriel como Nuet. El sindicato que organizó el acto, AContracorrent, no es independentista. Está ligado a organizaciones de izquierdas, sí, pero el voto nacionalista en las universidades históricamente se ha dirigido hacia el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC) y el Bloc d’Estudiants Agermanats (BEA).
El hecho de que fuese AContracorrent quien organizó el acto era cuando menos una apuesta por el diálogo y por las ganas de escuchar las diferentes izquierdas que defienden el referéndum catalán. Y es que la Universidad y los estudiantes que la llenan quieren saber, escuchar y aprender. Parece lógico, pero hoy en día puede ser incluso objeto de amenazas y de denuncia, como es este caso. Aun así, a pesar de ello, la sala se llenó una hora antes del acto, y cerca de 200 personas se quedaron sin poder acceder por el aforo limitado. Entre el público había mayoritariamente estudiantes, pero también algunos profesores, diputados valencianos de distintos partidos, activistas sociales y grupos feministas que querían mostrar su apoyo a Anna Gabriel ante las amenazas recibidas. Por otra parte, numerosas personas habían acudido solo para proteger el acto, sabiendo que no entrarían, pero permaneciendo en las puertas para evitar cualquier intento de agresión o boicot de la extrema derecha, como advertían las pintadas aparecidas por la mañana. Pero allí no vino nadie que no fuese a escuchar respetuosamente la charla. No aparecieron los grupos neonazis que hace 10 años se presentaban en cada acto tachado de catalanista, como lo hicieron reiteradas veces en la Universidad, pero también, incluso, en presentaciones de libros o en un concierto de Raimon en el Teatro Olympia. La charla de ayer se desarrolló con absoluta normalidad, y la sala estaba llena de periodistas que fueron testigos. Hoy, sin embargo, la mayoría de los medios presentes no explica nada de esto.
David Segarra, el periodista valenciano que compartía mesa con los diputados catalanes, trató de explicarlo in situ, consciente de la importancia de lo que se vivió ayer en Valencia: “Hemos derrotado al fascismo”. La sala estalló en aplausos. Entre el público, en segunda fila, estaba el padre de Guillem Agulló, militante independentista y antifascista asesinado en 1993 por un grupo neonazi. La sala gritó “Guillem Agulló, ni olvido ni perdón”, un grito vigente todavía casi 25 años después del crimen, un icono de la memoria colectiva de los valencianos conscientes del sangriento y constante embate de la extrema derecha en el País Valenciano. Efectivamente, si la extrema derecha tenía previsto hacer acto de presencia, no lo hizo, posiblemente al ver la gran cantidad de gente que desde una hora antes se había concentrado en las puertas de la Facultad.
La prensa ha silenciado todo esto, incluso el acto, en un contexto donde cualquier anécdota referida al proceso catalán se repite en todos los medios, más aún cuando es fuera de Cataluña. La noticia de ayer fue, en cambio, el acto que intentó hacer la CUP por la mañana en el centro de Valencia, que no estaba anunciado, por lo que no se convocó más que a la prensa, y que tan solo preveía la presencia de las diputadas Anna Gabriel y Mireia Vehí, acompañadas por representantes de la izquierda independentista de Valencia. Así, la noticia del diario más vendido en Valencia, el Levante-EMV, es “La CUP reduce su acto soberanista en Valencia por la presión policial“, refiriéndose a la lectura del manifiesto de la mañana, que terminó con la identificación de los presentes por parte de la Policía Nacional. Un acto que no fue anunciado ni que esperaba “ampliarse” de ninguna manera. Era un acto simbólico sin convocar a nadie más que la prensa. El artículo habla también de las pintadas y resume en una frase el evento de la tarde, sin contar que la sala estaba llena y que 200 personas se quedaron en la puerta: “Por la tarde, la diputada Gabriel participó en un acto en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Valencia”. Y ya está. Eso sí, dedica toda una página a la denuncia de un abogado y exlíder de la extrema derecha anticatalanista contra Gabriel, Nuet, AContracorrent y la Universidad por el acto.
El otro periódico más leído en Valencia, Las Provincias, ni siquiera habla del acto de la tarde, y se centra en la lectura del manifiesto de la mañana. “La Policía identifica a Anna Gabriel (CUP) en el acto a favor del referéndum catalán en la Plaza de la Virgen de Valencia celebrado sin autorización“. La información sobre las amenazas de muerte neonazis se diluye en medio de la noticia, que destaca el hecho de no tener permiso para el encuentro simbólico de la mañana.
Tampoco El País hace mención del acto de la tarde más allá de reproducir unas declaraciones de Anna Gabriel captadas por varios medios antes del debate en la Universidad. Con el titular “La CUP organiza actos de apoyo al referéndum en los Países Catalanes“, remarca el acto de la mañana y hace referencia a las pintadas nazis. Nada más. Por otra parte, ni Público, ni La Vanguardia, ni eldiario.es, que habían informado a primera hora de las pintadas nazis, han hecho ninguna referencia al acto.
El ABC, en cambio, sí que hace crónica de la charla, y dedica una noticia entera titulada “Un acto de la CUP en Valencia se reivindica como lucha contra el fascismo“, destacando las palabras anteriormente mencionadas del periodista valenciano David Segarra. La información explica que la sala estaba llena y que casi un centenar de personas se quedó fuera. También El Mundo, bajo el título “La CUP traslada a Valencia su mensaje independentista“, cuenta que “la Facultad de Historia presenta un importante lleno 40 minutos antes de empezar. El ambiente tenso durante toda la jornada con mensajes alertando de posibles altercados acabaron provocando un efecto llamada que colgó el cartel de aforo completo”. El recién estrenado periódico El Salto y el digital catalán Vilaweb también se hacen eco del acto y del simbolismo de haber llenado la sala ante las amenazas. “Acto multitudinario en Valencia sobre el referéndum“, titula VilawebEl Salto, por su parte, titula la noticia “Las amenazas fascistas no impiden los debates sobre el referéndum en València”. También El Temps, ha publicado la crónica “Odio fascista en València contra la CUP”. Ningún otro medio, ni valenciano, ni catalán ni español, explica nada más.
El silencio general en los medios respecto a este evento en Valencia, por la importancia simbólica que tiene, no es inocente. No hubo incidentes, como muchos medios que vinieron esperaban, y como venía siendo habitual desde la Transición. Más aún en el contexto actual, con el foco mediático en el proceso, y con las pintadas nazis que amenazaban a Anna Gabriel. El acto se pudo desarrollar tranquilamente, no pasó absolutamente nada más que un interesantísimo debate y una enorme solidaridad que desbordó todas las previsiones, y que muy posiblemente disuadió a los grupos de extrema derecha de hacer acto de presencia. Esta es, en mi opinión, la verdadera noticia, la sensación que muchos valencianos tuvieron ayer simultáneamente. Quizás se borra el contexto, inocente o conscientemente, porque no se ha sufrido así, o porque se sabe que es una victoria frente a la censura y la coacción del fascismo que hay que minimizar. Por eso he considerado que debía escribir algo al respecto. Y sobre algo tan sencillo como un debate. En una Universidad, refugio de la razón y del aprendizaje. Donde debía ser. Y más aún si cabe, simbólicamente, se hizo en la sala que lleva el nombre del maestro de Sueca, Joan Fuster. Uno de los personajes más atacados y odiados por la extrema derecha, la misma extrema derecha que ayer trató una vez más de silenciar y atemorizar a los disidentes, y de impedir a los valencianos escuchar, debatir y aprender. Pero no lo consiguieron. Evidentemente, ayer fue una batalla ganada al fascismo.
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