dijous, 26 de desembre del 2019

“Ante la islamofobia los periodistas tienen dos opciones: ser parte del problema o de la solución”, defiende el periodista Miquel Ramos

“La islamofobia está haciendo que muchas personas musulmanas abandonen las redes sociales”

  • Si en 2014 se denunciaron 49 sucesos islamófobos, en 2017 fueron 546 y eso contando con que solo se denuncia un 10% de los casos
  • “La islamofobia ha aumentado de forma exponencial. El 45% de los ataques ocurre en redes sociales”, denuncia la Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes
  • “Ante la islamofobia los periodistas tienen dos opciones: ser parte del problema o de la solución”, defiende el periodista Miquel Ramos
 Cuarto Poder - 


MÁLAGA.-Islam, feminismo e inmigración. Si estos días se encuentra algún bulo en internet con seguridad se referirá a alguno de estos tres temas. Son los preferidos por los amantes de la desinformación y los ‘odiadores’ online. Temas que provocan reacciones emocionales, que despiertan indignación y que precisamente por eso - y gracias a la complicidad de las redes sociales-, se convierten continuamente en objetivo de noticias falsas y mensajes furiosos que alcanzan una enorme visibilidad, monopolizan el debate público, alimentan un odio latente. 
“La islamofobia ha aumentado de forma exponencial. El 45% de los ataques ocurre en redes sociales”, advierte la Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes que esta semana organiza en Málaga el primer Congreso Nacional ‘Desmontando la Islamofobia’.
“El discurso de odio tiene grandes altavoces”, ha advertido durante el congreso Ramia Chaoui, conocida ciberactivista y youtuber catalana que desde hace cuatro años combate este tipo de discursos islamófobos a través de su canal de vídeo. Ella fue una de las primeras mujeres musulmanas que empezó a crear contenido en español y desde España. “Lo considero un medio de comunicación alternativo. Lo utilizo para desmitificar, para informar desde otra perspectiva”, asegura. Sin embargo, esta exposición pública le ha valido unas cuantas amenazas, insultos y ataques continuados hasta el punto de obligarla en alguna ocasión a abandonar.
“La islamofobia limita la libertad de expresión a las víctimas. Antes de tuitear te lo piensas dos veces por miedo a las amenazas, a la persecución. Esto hace que muchas personas musulmanas abandonen las redes sociales. Yo misma tuve que dejar Twitter durante un tiempo, después de recibir amenazas de muerte, fotos de desnudos, fotos de armas. Al final se te quitan las ganas”, explica Chaoui. La era de la posverdad genera estas dinámicas perversas: Los que atacan se sienten libres para decir lo que quieran. Los atacados se sienten obligados a callar.
“Enfrentar el ciberodio es una tarea compleja”, ha reconocido durante el congreso la periodista Natalia Monje, coordinadora del proyecto Ciberespect dirigido a combatir los discursos de odio en la red. Hablamos de mensajes de difusión muy rápida, en muchos casos anónimos, que pueden permanecer online a perpetuidad. Es más, que incluso pueden resucitar. A esto se le denomina ‘efecto Lázaro’ y se refiere a cuando viejos bulos ya desmentidos vuelven a compartirse de manera insistente cada cierto tiempo.
Por todo esto, insiste Monje, “hay que romper la espiral de silencio” y para eso hay que desmentir los bulos, pero también señalar a aquellas páginas web que se camuflan como informativas pero cuyo único fin es alimentar la confusión y la desinformación. Por último, “hay que trabajar desde nuevas narrativas que rompan el discurso del nosotros y ellos”, añade Monje y aquí lanza el guante a medios de comunicación y periodistas. “Hay que dejar de contar las historias de siempre. Salir del marco de lo securitario, de las ayudas sociales, de la identidad. Contar otras historias. Tocar emociones alternativas”.

El papel de los periodistas

Periodistas y medios de comunicación tienen una fuerte responsabilidad en el crecimiento de la islamofobia, han coincidido los diferentes expertos reunidos en este primer congreso nacional. “Ante la islamofobia los periodistas tienen dos opciones: ser parte del problema o de la solución”, defendió el periodista Miquel Ramos tras exponer numerosos casos de titulares y viñetas de prensa donde aún se siguen promoviendo los mismos estereotipos asociados a la comunidad musulmana: delincuencia, terrorismo, inseguridad.
La precariedad de la profesión, las prisas, las dificultades para trabajar sobre el terreno, la falta de fuentes musulmanas pero también la línea ideológica de los medios alimentan estas malas prácticas periodísticas. “En los medios existe una demonización de los musulmanes”, confirma Sabina Civila, investigadora de la Universidad de Huelva. Ella se dedicó a estudiar los titulares de las cuatro principales agencias de noticias mundiales tras el atentado en el aeropuerto de Estambul de 2016 atribuido al grupo terrorista ISIS. Al revisarlos pudo constatar cómo la mayoría de ellos construía una visión fragmentada y negativa de la comunidad musulmana, insistía en tópicos y estereotipos, enfatizaba el miedo.
“Hay una islamofobia escondida que se naturaliza a través del miedo”, insiste Civila. “Para contrarrestar hace falta ética periodística y educomunicación. Es decir, enseñar en las escuelas cómo percibir la información de los medios, pautas para identificar las fake news”.
Los mensajes islamófobos, ya sea en medios de comunicación o redes sociales, no son inocuos. Más allá de los discursos, la hostilidad y el rechazo hacia la comunidad musulmana también se ha multiplicado en los últimos años. Si en 2014 se denunciaron 49 sucesos islamófobos, en 2017 fueron 546 y eso contando con que solo se denuncia un 10% de los casos.




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